"Una block
party es
una fiesta pública y multitudinaria que en ocasiones
ocasiona el cierre de todo un bloque al tráfico de vehículos".
Es la segunda vez que FAVX,
que además de tocar, hicieron de promotores, utliza este formato
para presentar nuevo single, esta vez "Flowers
of the West/Dagerfeel".
Para
conseguir un aforo completo de casi 200 personas en la Wurlitzer
Ballroom de Madrid,
(que no sold out, porque fue gratis), invitaron a tres bandas el
pasado 3 de febrero que, aunque tuvieran poco o nada que ver entre
ellas, fueron elegidas cuidadosamente para crear el caldo de cultivo
perfecto para una noche extremadamente divertida.
Verano
fueron
los primeros. Se autodefinen como “math
pop”
y
el adjetivo intensito lo llevan en la frente. Este trío es de los
que se recrean en la angustia y la ansiedad de que te deje tu pareja,
pero no por ello dejan de sonar alegres. Son los reyes del
contratiempo y mezclan el emo
con pop y rock a
partes iguales. Les molan los videojuegos y el manga
y
eso se puede ver en sus instrumentos, que están forrados al estilo
carpeta de instituto, y en el videoclip de su nuevo single, Sushi
en Tribunal,
que es algo así como una version cuqui de Scott Pilgrim vs The
World. “Los majos de la fiesta” estuvieron a la altura de lo que
venia detrás.
En
segundo puesto subían al escenario de la Wurli los Black
Maracas,
el experimento científico de juntar a Omar, Fran y Luis de Los
Nastys
con
Dilly Boy de Monteavaro.
El sonido cavernícola
de
los Maracas es como un tripi
en mal estado,
una oleada de stoner y fuzz que te deja idiota. Con menos garaje que
Los Nastys y nada que ver con Monteavaro, los Black Maracas son como
Benicio
del Toro
a
punto de electrocutarse en la bañera con una radio en Miedo y Asco
en Las Vegas. Largos interludios de ritmos pesados y vocales
desgañitadas propias del homo
neanderthalensis.
No han sacado nada nuevo desde su maqueta de tres temas “DEMO”
que
ya reseñamos
hace
un par de años, y eso les hace más intrigantes. ¿Que qué tienen
en la cabeza? De todo menos algo de este tiempo y este mundo.
Tras
la intoxicación psicotrópica llegaba Vulk,
un grupo de post
punk delicatessen
que
no se andan con tonterías. No esperes que por el hecho de ser punkis
hagan el capullo y se la sude su sonido. Mezclan la energía del punk
y la oscuridad y acoples del noise con adornos poperos
que
hacen de este grupo una joya bien pulida. Son una perfecta
coreografía
musical,
tanto en la técnica como en la práctica, hasta el punto de pisarse
los pedales de efectos entre ellos en el momento justo o tocar de
espaldas en formación simultánea de forma casi espontánea. Puede
que la comparación con Joy Division sea tentadora, pero en el evento
nos advertían de que en directo se parecen más a Sleaford
Mods o Slaves,
y no hay lugar a réplica. Andoni, el vocalista, con una puesta en
escena imponente y agresiva, sin dejar de ser elegante, es pura
actitud. El pop es su guerra y saben lucharla.
Alguien
que no estaba en el cartel pero que merece sin duda un apartado
propio en la crónica es el público.
No es normal que después de tres conciertos siguieran ahí, como si
nada, y estuvieran dispuestos a reventar el suelo por todo lo alto
con el
final de los finales.
Shout out para todos aquellos estuvieron dejandose los codos en la
Wurli.
FAVX
se
subían al escenario sin perder un minuto para ponerle fin a la block
party, en la que todavía
había peña haciendo cola
para
entrar si alguien salía por motivos de aforo. Aprovechando el rebufo
de
la energía derrochada por los otros tres grupos, dieron el que,
probablemente, haya sido su mejor bolo hasta la fecha. Desde el
minuto cero hicieron vibrar a una sala enloquecida, incansable y con
ganas de más. Iban por el primer tema del setlist, "Dancer"
y Dani, cantante y guitarra, ya
estaba surfeando la sala.
Porque pueden. Se supone que todo esto era una presentación de
single, pero era inevitable que “Flowers of The West”, que en
Tremendo Garaje predijimos
que seria un himno coreado
por
el público, dejara de ser el protagonista para cederle la
importancia a absolutamente todo lo demás. Para ser sinceros, no
fueron infallibles en su sonido
ni
totalmente limpios en la ejecución. Pero los fallos se vieron
compensados de sobra con la brutal conexión que lograron crear con
el público, al más puro estilo de Show
Me The Body.
Qué mas da si a Dani no le llega la voz si es porque le falta el
aire de chillar, o que fallen alguna nota si es por estar
horizontalmente sobre el público. Para rematar, acabaron el
concierto desmontando
la batería
y
repartiendo los platos y cajas entre el público sin que Nico dejara
de tocar.
Block
Party #2, si no estuviste,
lo
siento mucho.
Texto y fotografias por Carlos Cascos - @cascoscarlos
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