Hay veces en las que los planetas se alinean y surgen cosas como las de la noche del pasado jueves en la Wurlitzer. Cuatro bandas de lo más dispares se juntaron en un concierto gratis que se anunciaba como reunión de tribus urbanas, con los heavys de FAVX, los darks de Satélite, los poperos de Primer Premio y los emos de Saint Clementine: puro menú degustación.
Primer Premio estaban esperando a que la gente les viera en directo para que les dijeran a que suenan. Su música parece la respuesta perfecta a una infancia de educación represiva en un colegio de monjas. El resultado de estos cuatro punkis tocando en un grupo de pop, es un sonido tan ochentero como contemporáneo que te hará experimentar la movida madrileña que no llegaste a vivir.
En el segundo tiempo se ponían en órbita Satélite, empezando con una intro de lo más lisérgica y espiritista a base de mucho reverb y chillidos propios de un exorcismo. Una especie de Vulpes de ultratumba que traen un mensaje nihilista y rabioso sobre un futuro distópico y terrorífico, el fin del mundo y los chemtrails. Todo ello envuelto en un sonido más tétrico y frío que la peor de las morgues.
Saint Clementine son los chicos buenos de la noche, que en realidad, de emos tienen poco. Este trio madrileño canta sobre el final del verano en vez del mundo, sobre relaciones amorosas complicadas y la ansiedad adolescente en los veintitantos a ritmo de punk rock nostalgico y coros surferos. Básicamente lo que sucedería cuando te gustaría ser de California y no tienes donde coger olas en Madrid.
Para cerrar la alineación planetaria llegaba Favx a toda velocidad con su heavy grunge, o "chicha", como a ellos les gusta llamarlo. Si metieras en una batidora sin tapa unos discos de MC5 y de los Buthole Surfers, Favx sería la mancha resultante en las paredes. Lo que iba a ser un bolo de presentación de su nuevo doble single (Born in the 90´s/Soup) se convirtió en el concierto más loco que esta banda ha podido dar.
Un despliegue de energía absoluto tanto arriba como abajo del escenario, donde los pogos funcionaban como lavadoras llenas de ladrillos. Terminaron el set y se fueron derrapando en su furgo rumbo a Sevilla, donde podrás verles repartiendo más chicha en el Monkey Week.
Texto y Fotografías por @cascoscarlos
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