lunes, 29 de octubre de 2018

Terrier pule su magistral fórmula para seguir ilusionándonos con "Algo para romper"


"-Me temo que tiene usted el síndrome de McKenzy. ¿Y es muy grave doctor?, Pues aún no lo sabemos señor McKenzy"

Si, el chiste es malo y antiguo, pero viene a describir la sensación que tenemos en estos momentos con Terrier, nuestros adorados perrunos, porque esta "familia" de amigos, desde aquel primer y homónimo 7" editado en 2012, fabricado a base de garaje de pura cepa, ha ido perfilando un sonido cada vez mas propio y autóctono, hasta que ahora, al llegar a su tercer largo, todos en la madrileña Sonido Muchacho, si tuviéramos que ponerle una etiqueta a lo que hacen, para nosotros sería sin duda "Sonido Terrier", que aunque se podría deconstruir en una mezcla de estilos, no creáis que mucho mas básicos, deja meridianamente claro que es el Pop su "proteína" e ingrediente principal mas poderoso.


Pop glorioso eso si,  con la melodía por bandera, envuelto en un halo de etérea pero intensa densidad coral, que yo creo que se les ha hecho necesaria a base de haber sido autoimpuesta, y es que realmente pienso que estos "mas que amigos", con tal de no decidir quien canta, han hecho habitual su osadía de hacerlos todos a la vez, generando un resultado melódico y armónico, que bien se les habría podido ir al traste pero que les ha quedado la mar de gustoso, y del que claro está, de vez en cuando demarran individualidades, pero siempre en pro de engrandecer el tema. 

Pero no solo es precioso este Pop tan propio, hecho de un modo tan oriundo y siempre ilusionado, también, y llevado por sus consabidos derroteros por el deje de Richman y The Clean, llega a ser hasta preciosista, adornado y puntilleado por riffs soleados, del color rubio de la arena mas fina, esa que es como pan rayado, y que perfectamente podrían haber sido grabados en el Área de la Bahía por la Tascam de Kelley Stoltz y su perpetua pasión por el "Crocodile" de Echo and the Bunymen, al que rematan trayendo reminiscencias de aquellos magníficos jangles del brit pop de finales los 80s y comienzos de los 90s, porque como hemos pensado siempre el "Friday, I'm Love", que por trillado no deja de ser esplendido, hubiera quedado de lujo hecho a base de "sonido terrier".

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