martes, 3 de noviembre de 2015

Under-Underground: Una introduccion a las Monobandas

Foto: www.vintag.es

Hoy he venido a hablaros de esa esquina oscura del rock and roll underground llamada “Monobandas”. Esa especie de configuración según la cual una persona se sube absolutamente sola a un escenario a tocar más de un instrumento para goce y disfrute (y sorpresa, muchas veces) del público asistente. 

Yo no he venido aquí a hablar de mi monobanda, King Cayman, si no a hacer un decálogo para inexpertos en el tema de lo que yo considero las diez monobandas perfectas para engancharse al género y empezar a adentrarse en la caverna más "underground" del "underground" o como decían los Pennycocks: DOWN THE UNDERGROUND.

Por supuesto, no voy a incluir las monobandas “de manual”, creo que todos somos lo suficientemente mayorcitos para saber quiénes son Hasyl Adkins, Reverend Beat-Man, Bob Log y Dead Elvis, King Automatic, etc... Vamos a hablar de lo nuevo que se está haciendo y que tiene ese toque fresco de los dos mil y pico. 

Conviene que empecemos esta lista desde los artistas más fieles al estilo “tradicional”con influencias rock, psychobilly, garaje 60’s y terminemos en Grunge, Garage moderno o incluso cumbia.

Procedo a enumerar:


Francés, casi veinticinco. Este señor (o joven) empezó sus andadas allá por 2013. Su sonido es la introducción perfecta a los orígenes de las monobandas: voz distorsionada, armónica, sonido crudo, guitarra grasienta, ritmos frenéticos. Sin duda apóstol del Rockabilly, del garaje más sucio y peleón (esa peñita a la que los Kinks no miraban a la cara en los callejones londinenses) y, como el propio nombre indica, del dogma primitivo.

Sus canciones orbitan temas de trascendencia real como lo es la comida grasienta y las salchichas, demostrando así que las temáticas musicales de las monobandas exploran lo más interno del sujeto. Doy fe que Mumblin’ Caveman es una de las personas más adictas a la comida basura que he conocido en mi vida. En directo, se presenta con bombo a la diestra, y una especie de maleta de madera que hace de caja a la siniestra. Un figura, sin duda.




Bien, ¿quién no ha querido alguna vez que un licántropo se lleve a él/la imbécil de la fiesta y le devore despiadadamente las tripas en el sofá del salón? Este monobanda mallorquín es lo más cerca que vais a estar de ese agradable sadismo de Serie Z. Hombre Lobo Internacional empezó como un proyecto "freak" monobanda consistente en organizar conciertos tan sólo en Luna llena. Para bien o para mal, la fama se le ha ido de las manos y puedo afirmar con seguridad, que Hombre Lobo Internacional ahora toca hasta en Pascua si hace falta.

Producto nacional, este tiarrón de dos metros se embute en su frac de purpurina y armado de bombo caja y charles y una preciosa Rickembacker distorsiona el sarao y anima a los más rezagados. Mantiene viva la esencia primitiva del espectáculo monobanda. Con un sonido nuevamente cercano al rockabilly, con tintes psychobilly y una pizca de Cramps; sus homenajes a estos últimos, Hank Williams y Hasyl Adkins hablan por sí solos. Es un "showman" con todas las letras.

Ojito al título. Sí, es una amenaza.





Si este tío está en esta lista, no es porque yo crea que viene bien darlo a conocer, ni porque sea un músico emergente: Tumba Swing será recordado como el padre del movimiento monobanda patrio. No sé (ni quiero saber, en realidad) si hubo alguien antes que él, pero seguro que no habrá ninguno como él. El eterno espejo al que mirarse tiene incontables años de carrera musical a las espaldas y es, sin duda, el monobanda que mandaríamos a Eurovisión si algún día hubiera que hacer semejante locura.

Rock pantanoso y garaje sucio comulgan en su sonido. Todo ello pasado por ése filtro folclórico que le da a sus temas un no sé qué que qué se yo. ¿Flamenco? ¿Rumba? ¿O todas las anteriores? Sus conciertos parecen monólogos o sus monólogos parecen conciertos. Mira, no sé qué hay ahí que lo hace único. Será su tupé perfectamente desordenado, sus pintas de artista de la posguerra o la labia oratoria que despliega en sus conciertos. Lo único que sé es que el bardo de las cloacas aúlla que da gusto.

¿Todavía no sabes quién es? 





Si sois personas razonables, a estas alturas os estaréis preguntando: Cielo santo, ¿es que no hay ninguna mujer monobanda? Pues sí, hay pocas, pero existen. Y de todas, mi favorita con diferencia es Becky Lee. Soldada de ese paraíso del garaje underground llamado Voodoo Rythm, Becky Lee viene del otro lado del charco con varios trabajos bajo el brazo y ha girado varias veces por nuestro viejo continente. No es moco de pavo la señorita.

Por si se le quedase corto ocupando los pies con bombo y hihat, acompasa (de una forma que yo, si no la hubiera visto en un vídeo, la habría considerado imposible) los rasgueos de guitarra con mandobles a un timbal base. Esta mezcla desemboca en un sonido cavernario, nostálgico; a ratos dramático, a ratos duro y seco. ¿Rockabilly? Sí. ¿Garaje? También. Y algo más que sólo lo puede hacer Becky Lee. 

La Wonderwoman del género:




Creo que a este tío lo voy a seguir reivindicando hasta después de morirme. Injustamente olvidado en el cajón de las monobandas desconocidas, no es precisamente una novedad (lleva muchos años dando guerra y prácticamente sólo en Suiza). Pero su grado de anonimato me da carta blanca para incluirle aquí. Y es que, a pesar de que el mundo no le mira, sigue en activo: el año pasado sacó nuevo trabajo. También con la deseada Voodoo Rythm.

Escuchando su música me vienen a la cabeza desde el Jon Spencer Blues Explosion más salvaje hasta (llamen a la enfermera) un amago de Marilyn Manson recién regresado de una rave. Las guitarras de este tío parecen láseres en el centro de la sien. Por si fuera poco, se sube a escena con esa pinta de vendedor de perritos que te va a rajar el cuello en la esquina. Duro, sádico, salvaje e, inexplicablemente, desconocido. 

Por favor, que alguien haga justicia por este prodigio.




La juventud siempre ha sido una patada en los huevos al rock and roll. Nos joda o no, los niñatos que ahora se comen los mocos algún día reinventaran la forma de tocar la guitarra eléctrica. Sin pasarnos tres pueblos, pero tampoco exagerando, este chaval supuso una ruptura en su día con la forma de entender el género. Y duró poco (actualmente es un dúo, el fatal destino que les espera a muchas monobandas), pero duró en gloria.

Dentro de esa cosa maravillosa que llamamos fuzz y de esa otra cosa que parece que patentó Kurt Cobain llamada chorus, se puede encontrar un punto medio con lo que hace Burnside Eleven. Canciones oscuras, sucias. A ratos gruesas y con un toque stoner, a ratos melancólicas y oscuritas. Perfectas para salir a pegarle puñetazos al panadero o para colgarse de una viga. ¿Para qué más?

Esto quedaría de lujo en “Sólo contra todos”.






Si hablamos de grandes pérdidas del género (en forma de dúo), tengo que admitir que la que más me dolió fue la de Paul Jacobs. Este menda es un canadiense dibujante de cómics y que pasa las horas entre porros y dibujos de los Simpsons (¿recordáis esa intro macabra y psicodélica de los Simpsons que se hizo viral? Pues tal cual). 

Por si no fueran pistas suficientes, su sonido evoca la delgada línea entre tirarse al sofá a tripar salvajemente, o animarse a bailar como un descosido. Ecos, distorsiones lejanas, guitarras que vienen y van. Y parece que el ritmo no se acaba nunca. Si de algo tengo que estar eternamente agradecido a Paul Jacobs, es de haberme descubierto las maravillas del delay. De eso y de una auténtico portento de tema como es Waiting for the Grave.

¿Una caladita?




Este fichaje es nuevo, nuevo. Recién salido del horno. Hace un año nadie sabía que este tío existía. Luego apareció y ahora no sabemos de dónde ha salido. Sí, de algún lugar de Francia, pero más allá de eso. ¿Quién si no él combinó de forma tan perfecta el surf y el fuzz en el panorama de las monobandas?

Ya he dicho surf. Y todo lo que eso conlleva: delays, ecos, "coritos", voces de pito. Nos encanta esa mierda. Si algo hemos aprendido en los últimos cinco años de música alternativa es que las voces de falsete tienen que ser reivindicadas. Y por si fuera poco, de repente te arranca con unas patadas al crash que te dejan los oídos zumbando.

¿Suficiente? Dime tú.



Sé lo que estás pensando. ¿Quién ha invitado a éste pavo a la fiesta? ¿Qué coño hace este menda aquí? Todos sabemos que hubo vida antes de "Manipulator" (esa obra maestra), pero hay que escarbar hasta lo más profundo para encontrarle el sitio a Ty Segall en esta lista. Cuando Ty Segall tenía veinte kilos menos tocaba en formato monobanda. Y, mírame a los ojos: creo que compuso un álbum brutal. Y ese álbum es el "self titled" que le sacó Castleface en 2008.

En fin, no empecemos todavía a chuparnos las pollas. ¿Hay temas trampa con baterías de verdad? Los hay. Pero vayamos a los temas fundamentales. “Pretty Baby You’re so Ugly”, “Untitled” u “Oh Mary”. Joder, ¡joder! ¡Este tío estaba haciendo hace siete años! Bueno, gracias a Dios Ty Segall se montó una banda después y así nos dejó este mundillo a los anti-guays. Pero, insisto, de vez en cuando conviene echar un ojo a ése disco. Y flipar.

Aquí la prueba fehaciente:


Te contaré un secreto: hay una disputa eterna en la mafia de las monobandas sobre lo que es y lo que no es una monobanda. En realidad son cosas de puretas, como en todos lados. Y los hay que se tirarían de los pelos y cometerían el craso error de dejar a este tío fuera de esta lista. Pero tú y yo, como somos razonables, vamos a ir al concierto de Rolando Bruno y vamos a empezar a bailar desde el minuto uno hasta hacernos harina los huesos.

Rolando Bruno es ése profeta del Dios Underground que nos ha traído la cumbia a los circuitos más macarras. Cielo santo, ¡ya era hora de que alguien lo reivindicara! Porque mira, tu entras y ves a este señor con su traje de purpurina, bailando con la guitarra (de vez en cuando se le escapa alguna patada voladora a lo Bisbal) y todas esas luces de neón haciéndole chiribitas en la cara. Y entonces te olvidas de lo que es y no es una monobanda y no puedes parar de bailar.

Las normas están para saltárselas.



Y esto NO es todo. Por supuesto, el universo de las monobandas es inabarcable y estoy seguro de que hay cientos de miles de monobandas increíbles surfeando el internet. Grand Gurú, Wasted Pido, The Blues against Youth, Pat Pend, The Rag n Bone Man, Molly Gene

Pero este es mi top ten personal que recomendaría a cualquier iniciado. Así que si has leído el artículo hasta aquí y te has escuchado todos los ejemplos, sólo te diré que espero que sigas escarbando en la interminable zanja que es el underground. Porque aunque el circuito monobanda sea pequeño, hay verdadera gente que puja por ello, Dead Music Roma es un grandísimo ejemplo, una promotora exclusivamente dedicada a las monobandas llevada por un tío fantástico que lucha por el género, así que, quién sabe. Igual podrías montarte una. Porque, como dice Bob Log, “todos deberíamos tener una monobanda”.


Daniel "King Caiman" 

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