La colombiana Tumbas da Fé con lírica y música de la mierda de mundo que nos ha tocado vivir, pero como su sonido es tan rotundo y contundente que una vez lo oigáis os va a ser imposible no engancharos a ellos como a la buena yerba, lo mejor que podéis hacer es reutilizar el furibundo y renegrido sonido reverberado que expelen como impúdica catarsis para expiar vuestras propias culpas, que como pecadores que habéis llegado hasta aquí y os atrevéis a leer esto, seguro que lo sois.
"Destinados a la muerte, encontré un refugio en lo oscuro de este sueño", no es un fragmento de un devaneo onírico sacado de una pesadilla de un muy pasado Peter Murphy tras haberse pegado una buena noche de farlopa a finales de los 70s, si no el determinante finiquito que la solida y recia "frontwoman" de este zaina formación, da a su tema "Destinados a perder", porque aunque todas las nefastas y agoreras líricas de este disco, nunca gratuitas, merecen ser oídas con el espíritu gótico del romanticismo oscuro del siglo XIX, nos hemos querido fijar oportunamente en esa concisa estrofa para poder llegar a entender la necesidad de esta banda por expresarse en términos siempre aciagos, aunque por otro lado permanentemente atrayentes ante la innata morbosidad de la condición humana, que precisamente por eso también deben ser tomados de un modo tan natural como necesarios, y que en concreto haciendo referencia a la mortal predestinación expresada en la frase que hemos escogido como representativa de sus letras, nos hace encontrar ese mencionado "refugio" en la misma conclusión a la que Juan Jose Montiel Montes llegó en su articulo sobre "El pensamiento de la muerte en Heidegger y piere Thelhard de Chardin", donde recoge que si por ley de vida estamos destinados a morir, nunca deberíamos tomarnos un hecho que debería ser tan natural como algo nefasto, y mas cuando hablamos de "nuestra compañera mas fiel, la única que nunca nos abandona..." porque "como seres destinados a la muerte" esta nunca debe ser considerada como una condena, y "rechazarla hasta el extremo, es negarse a vivir. Para vivir plenamente hay que tener el coraje de integrar la muerte en la vida".
Este concepto, que parece antitético a primera vista, parece ser que es el se han autoinculcado suicidamente los miembros de este quinteto bogotano, para generar la devastadora energía necesaria que haga posible crear la música que acompañe a tan descomunal lírica y su demencial forma de tirarla, siendo así capaz ambas de estar a la par, para que este conjunto sea tan aniquiladoramente contundente, y es que cayendo en el topicazo, estamos seguro que si Jon Savage, sin tener claro en tan incipiente momento aún lo que era el Post-punk -Como si alguien lo tuviera claro cuarenta años después- hubiera tenido que definir a Tumbas en lugar de a Joy Division, en vez de decir aquella remanida y siempre recordada frase "No eran punk, pero estaba directamente inspirados por su energía", hubiera dicho, y mas aún oyendo esto en aquella época... "Esto no es punk... Van mucho mas allá, lo sobrepasan y su energía te arrasa!".
Amenazante, brutal y beligerante. Sus temas son recios como enormes robles que proporcionan siempre tenebrosas sombras al fuego de una ardiente hoguera en mitad de una noche cerrada, donde la sonoridad es absoluta y nunca obtusa. Su deje recupera los mas retintos y primigenios modos del sonido "Bauhaus", enaltecidos aún mas por el mismo espíritu de los Misfits de Glen Danzig, y emborrizado por el góticismo percusivo y atronador de unos Sisters of Mercy atiborrados de pastillas, que nos hacen no saber decir si esto es mas punk que post-punk o viceversa, y supongo que oyendo ese gutural "Harakiri" a ratos hasta hardcore... Pero teniendo claro que el hecho de no poder definir algo con exactitud es siempre bueno, porque sin duda denota una originalidad que hoy en día brilla por su ausencia, y que por fin y al fin vamos a poder pillar en plástico a través de la francesa Symphony of Destruction, que es la encargada de editar tanto física como digitalmente, el primer álbum de esta banda, desde hoy favorita, que como no podría ser de otro modo ha querido titular su primer disco con el explicito apelativo de "Dolor", y que aunque digitalmente tenga nueve temas, en vinilo tendrá, no se si por casualidad o por espanto de los triscaidecafobos, treces cortes, porque acertadamente incluirá por primera vez también en este formato las cuatro pistas que componían su también flipante primera demo en cassette.
Amenazante, brutal y beligerante. Sus temas son recios como enormes robles que proporcionan siempre tenebrosas sombras al fuego de una ardiente hoguera en mitad de una noche cerrada, donde la sonoridad es absoluta y nunca obtusa. Su deje recupera los mas retintos y primigenios modos del sonido "Bauhaus", enaltecidos aún mas por el mismo espíritu de los Misfits de Glen Danzig, y emborrizado por el góticismo percusivo y atronador de unos Sisters of Mercy atiborrados de pastillas, que nos hacen no saber decir si esto es mas punk que post-punk o viceversa, y supongo que oyendo ese gutural "Harakiri" a ratos hasta hardcore... Pero teniendo claro que el hecho de no poder definir algo con exactitud es siempre bueno, porque sin duda denota una originalidad que hoy en día brilla por su ausencia, y que por fin y al fin vamos a poder pillar en plástico a través de la francesa Symphony of Destruction, que es la encargada de editar tanto física como digitalmente, el primer álbum de esta banda, desde hoy favorita, que como no podría ser de otro modo ha querido titular su primer disco con el explicito apelativo de "Dolor", y que aunque digitalmente tenga nueve temas, en vinilo tendrá, no se si por casualidad o por espanto de los triscaidecafobos, treces cortes, porque acertadamente incluirá por primera vez también en este formato las cuatro pistas que componían su también flipante primera demo en cassette.
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