lunes, 18 de mayo de 2020

Public Practice - "Gentle Grip". Nunca un gentilicio definió mejor un sonido: "Neoyorquino"


Entre 2016 y 2017, un cuarteto neoyorquino llamado Wall, que el que nos siga tan solo un poquito recordará porque lo reseñamos en esta casa hasta la saciedad, se atrevió a fabricar parte del mejor post-punk/no wave que se oyó en los 2010s, algo que logró con tan solo dos referencias en la local Whaft Cat Records  primero un soberbio EP en 7" que contenía una de las mejores pistas que dio de si la década anterior, como fue aquel fabuloso y sorprendete "Cuban Cigar", todavía asiduo de todas mis pinchadas, que un año mas tarde sería coronado con un excelente álbum homónimo, que nos hizo presagiar un maravilloso "porvenir" a una formación que de soslayo y por sorpresa nos había cogido desprevenidos sin tener mayores "antecedentes penales", demostrando que si de música no sabemos una mierda, como videntes íbamos a pasar mas hambre que un caracol en un cristal, aunque he de decir que su repentina ruptura, imprevista al menos desde fuera, apenas unas semanas mas tarde, cuando injustamente ni siquiera habían empezado a defender un primer disco tan fabuloso en vivo, cogió a todo cristo desprevenido, si bien lo que tuvimos muy claro, y al menos en eso no nos equivocamos, es que a una "frontwoman" como Sam York, por planta, pose y la fascinante y sugestiva linealidad de su esplendida voz, que por si sola sería capaz de sacar para delante cualquier cosa que se proponga, la íbamos a ver mas pronto que tarde en algún otro interesante proyecto, como al fin se ha materializado en este descomunal Public Practice.


Si alguna vez una alineación recogió la esencia histórica de los géneros autóctonos que se crearon en la "Big Apple", representado en algunas de sus formaciones mas colosales, distinguidas y distintivas, ese es este otro cuarteto, que no solo recoge a York como prácticamente responsable de toda la lírica, tanto en su creación como en su ejecución, si no que también cuenta entre sus miembros con otro "repatriado" de aquella desaparecida Wall, como era y ahora sigue siendo su guitarra Vince McClelland, un tipo bien centrado, que al menos musicalmente parece tener las ideas claras de como debe sonar este nueva banda, y sabe sacar un extraordinario partido a un"set", que aunque sucinto nunca llegar a sonar rácano ni escueto, buscando su sonoridad en la reiterativas pautas de unas bases rítmicas que se apoyan en la variedad cambiante de acordes, sacando extraordinario partido a un estudiada práctica basada en la propia esencia de cada instrumento, que musicalmente logran obtener su debida mitad de responsabilidad, y por supuesto gloria, en todas las composiciones, sin que en ningún momento se sientan avasalladas o sobrepasada, por el color y el calor de una York que siempre esta en su sitio.


¡New York de los 70s! ¡Puaf, nuestra década dorada... Por un tubo! Este disco va a hacer las delicias de todos aquellos que como nosotros se enamoraron de la No-New Wave de aquella sagrada escena, y además sin rebuscar, centrándose en sus figuras mas consolidadas, desde Blondie o Talking Heads, a la ochentera ESG, o por poner la nota actual pero siguiendo la "tradición" neoyorquina,  la siempre favorita Parquet Courts, si bien aquí también nos podemos dejar llevar por el hecho de saber que la actual pareja de York es nada menos que uno de sus principales componentes, Austin Brown, si bien esto es algo que se denota fidedignamente desde que pasas su introductorio primer tema, un reverberado, nebuloso y enigmático "Moon", que os prepara el cuerpo haciendo contraste con un corte como "Cities", en que los psicotropicos designios de un constante bajo, al que vamos a hacer muchas veces referencia y es como nunca necesario en todo y cada uno de los cortes de este disco, junto con sus bongos, os traerán notorias reminiscencias tanto de los Courts, como de Talking Heads, algo que aún es mas evidente en los giros de temas como "Each Other", o sobretodo "My Head", donde el cariz llega hasta aquella fabulosa esencia africana de los discos de la Sire, que el entonces inspirado Eno produjo a la banda de Byrne antes de los ochenta, y donde como hizo el afamado productor entonces, se hace necesario un mayor apoyo instrumental que cuajan un temazo para perder la cabeza y hasta la cartera en la pista de baile.


Otras pistas como "Disposable" en menor medida, o sobretodo "leave me alone", "See you when i want to" o "Understanding", y el uso funkadelico de su bajo, si que os traerán la esencia de aquel art-funk de la ESG, mientras que en "Underneath" su percusivo comienzo da paso a una York que parece ponerse las galas de una brillante y renacida Debbie Harry, que vuelve a sonar como los ángeles, en sus tonos y formas, y es que este puñetero disco ha roto por completo nuestro "modus operandi", y mientras que siempre nos planteamos seriamente no utilizar referencias, y evitar comparaciones, las evidencias de este álbum, incluso tema por tema, nos parecen tan obvias, quizás por deformación cognitiva propia de un escenario que siempre nos alucina y tenemos tan trillado, que todo queremos llevarlo a nuestro terreno, algo que ni mucho menos siempre, pero en este caso concreto, no deja de ser magnifico, porque a la vez han sabido hacerlo propio y exclusivo. Aquí nada se remeda ni copia, y todo resulta genérica y genéticamente natural, pero la impronta de una ciudad tan magnífica se tiene que notar por narices, algo que no deja de ser tan asombroso como definitorio de un sonido nativo y vernáculo de una formación a la que siempre le acompañara el granderrimo calificativo de "neoyorquina", algo que sin duda debe ser siempre un orgullo.

Ah, pero un momento, porque no queremos terminar sin destacar sus dos pistas finales, que me parecen las mas inclasificables y bizarras del disco, un "How I Like It", que es la única pieza que firma, y de modo chulesco también tira líricamente McClelland, que es todo un bombón vacilón de apenas 2 minutos. donde de nuevo toda la responsabilidad del sustrato cae en un bajo a "full", que crea un fabuloso soporte para que una desgajada y guillotinesca guitarra se recree, mientras que en el estribillo se repite un sugestivo y sugerente, "como me gusta", al que le sigue su último corte como "Hesitation", creada a partir de la la repetición de la misma nota en instrumentos distintos, que no vamos a decir que en su cadencia nos recuerda sin remedio a aquel Fame de Bowie, porque lo mismo vais a pensar que este disco no tiene nada de original, cuando resulta que es todo lo contrario!

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